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Sep
13

Carta de Zaragoza sobre la ciudad, el urbanismo y los derechos humanos

Autor: Francisco de las Heras | | 1.462 Lecturas

Reunidos en la ciudad de Zaragoza entre los días 21 y 23 de septiembre de 2006, los arquitectos participantes en el Foro sobre Ciudad y Derechos Humanos, convocado por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España y el Colegio de Arquitectos de Aragón, Consideramos que:

1. Aún constatando la mejora objetiva de las condiciones urbanas en relación a otros tiempos y a otros lugares, no podemos conformarnos

Ciudad y derechos humanos Se conocen desde hace tiempo técnicas contrastadas para mejorar la sostenibilidad y la cohesión social en las ciudades, aunque siguen sin aplicarse habitualmente. Estamos en un momento en el que los objetivos de construcción de la ciudad deben ser reconsiderados y esto debe hacerse con una perspectiva realista y eficaz. No basta con las buenas intenciones, sobra mucha palabrería hueca. Los signos de corrupción y debilitamiento de la moral pública, tan de actualidad, deben tener una respuesta social contundente. La correcta financiación de las administraciones locales es un primer paso en esa tarea, que pase por una mayor y mejor aportación externa, pero también por una mejor rentabilización de las plusvalías que la ciudad genera y su aplicación a la consecución de un bienestar social efectivo.

 

2. La lógica evolución del pensamiento y la praxis urbanística requiere ahora otra vuelta de tuerca más

Una vez asimilados los principios de equilibrio sostenible entre lo social, lo económico y lo medioambiental, requiere ahora otra vuelta de tuerca más, la exigencia de los derechos humanos debe ser otra consideración ineludible. La ciudad de los derechos humanos debe garantizar una meseta igualitaria en cada uno de aquellos ámbitos que constituyen la base de la dignidad humana.

3. Estamos asistiendo a cambios críticos que plantean nuevos retos para la Arquitectura y el Urbanismo

Por lo que debemos pasar de un modelo cuantitativo a otro integrador; de la consideración separada de la ciudad y el territorio a una concepción integrada. Hemos de atender a las consecuencias de los nuevos movimientos migratorios, de los cambios culturales y de la concentración de la pobreza en las ciudades. La ciudad cosmopolita que estamos creando debe plantearse desde el mestizaje.

4. Los ciudadanos deben ocupar el primer plano en la conformación de la ciudad.

La extensión de la democracia urbana y la igualdad de condiciones que garanticen los derechos de los ciudadanos han de estar siempre presentes. El derecho a la vivienda para todos debe plantearse, resolviendo la dicotomía con el derecho a la propiedad del suelo. La educación y concienciación de la ciudadanía, así como la enseñanza de un urbanismo más social en las Escuelas de Arquitectura deben ser prioritarios. Así pues los aspectos técnicos deben ligarse a un compromiso social explícito.

5. Las legislaciones urbanísticas deben recuperar, y exigir, la participación ciudadana como aportación a la necesaria transparencia del proceso de planificación de la ciudad.

Las herramientas del planeamiento urbanístico deben ser comprensibles para toda la población, como medio que garantice esa participación. Es imprescindible recuperar la concepción del planeamiento como instrumento para la definición del modelo de ciudad en los aspectos de ordenación, conformación económica y social y programación de la gestión.

6. Es preciso profundizar en el conocimiento de la complejidad del sistema urbano y territorial

Propiciar la investigación sobre las transformaciones de las ciudades. Es necesario, entre otros aspectos, definir nuevos indicadores que permitan evaluar el cumplimiento de los objetivos sociales, plantear propuestas imaginativas e innovadoras, y propiciar nuevas formas de gobernabilidad.

7. Los derechos deben constituir premisas en la concepción del urbanismo contemporáneo

Derecho a la vivienda, el trabajo, la cultura, la seguridad, la movilidad, la salud y la seguridad social, el medio ambiente, el buen gobierno y la participación, todos ellos recogidos en la Declaración Universal de 1948, deben constituir premisas en la concepción del urbanismo contemporáneo. El compromiso de los arquitectos con ello es ineludible.